Ciencia y pseudociencias 2008
Módulo II: El individuo, la sociedad y las pseudociencias
Resúmenes de las conferencias y currículos de los conferenciantes
Contenidos Sacerdotes, científicos y embaucadores El curioso efecto de lo que no existe Experiencias inusuales cercanas a la muerte ¿Por qué creemos lo que creemos? Pensamiento crítico y evolución Salud, amor o trabajo: ¿adivinan los adivinos? Uso y abuso de la ciencia en la publicidad Historia y leyenda de los aborígenes canarios. Ciencia y pseudociencias en los tribunales Ovnis: la invasión que nunca llegó El fraude en la ciencia: un toque de autocrítica Logros y fracasos de la Arqueoastronomía Homeopatía: una pseudociencia muy rentable De la Sábana Santa a los iconos sangrantes. Historia del cristianismo paranormal A propósito de la energía (positiva, por supuesto) Mesa redonda: ¿Triunfan socialmente las pseudociencias?
Sacerdotes, científicos y embaucadoresTeresa González de la Fe Doctora. Catedrática de Universidad. Departamento de Sociología. ULL Instituto Universitario de Ciencias Políticas y Sociales. ULL Martes, 22 de abril de 2008. 17:30 – 19:00
Ciencia y religión son formas de conocimiento que los humanos hemos construido a lo largo de la historia. El conocimiento, hecho posible por el lenguaje, es la herramienta adaptativa de la especie humana. La religión es más antigua que la Ciencia y en todas las culturas humanas conocidas hay alguna religión. La Ciencia aparece en el siglo XVII: tiene apenas cuatrocientos años. Vamos a ver en qué se parecen y en qué se diferencian las religiones y la Ciencia. Empezaremos definiendo la religión y la Ciencia, las diferencias entre ellas y acabaremos con las pseudociencias, un subproducto cultural con auge creciente en los medios de comunicación.
Bibliografía
Russell, B.: Religión y ciencia. Ed. F.C.E. Colección Breviarios
Bunge, M.: Pseudociencia e ideología. Alianza Universidad
Ziman, J.: La credibilidad de la ciencia. Ediciones del Prado
Información en Internet
Teresa González de la Fe es doctora en Sociología (1985) y Catedrática de Sociología de la ULL (2004), donde imparte docencia en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. De 1996 a 1999 ocupó la Dirección General de Universidades e Investigación del Gobierno de Canarias. Desde 2001 a 2006 dirigió el Instituto Universitario de Ciencias Políticas y Sociales de la ULL. Sus investigaciones y publicaciones abarcan cuestiones de teoría social, epistemología y sociología de la ciencia y la innovación. Dirige en la actualidad el grupo interdisciplinar e interuniversitario SCITECAN para análisis del sistema de ciencia, tecnología e innovación de Canarias http://www.iccppss.ull.es/scitecan/ . Desde 2002 imparte un doctorado sobre Cambio social y cambio tecnológico, en relación con las TIC y las redes telemáticas, especialmente Internet. Es Vicepresidenta de la Federación Española de Sociología (FES) y responsable de su Comité Científico.
El curioso efecto de lo que no existeCarlos Santamaría Moreno Doctor. Profesor Titular de Universidad. Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional. ULL Martes, 22 de abril de 2008. 19:00 – 20:30
- ¿Existe algún otro detalle acerca del cual desearía usted llamar mi
atención?
Tal vez el filósofo que más partido haya sacado de esta asimetría sea Karl Popper. Para Popper el conocimiento (tanto el científico como el cotidiano o psicológico) no se genera por la acumulación de información y la consecuente inducción de reglas, sino mediante conjeturas que pueden ponerse a prueba. Estas conjeturas pueden estar basadas en un número limitado de enunciados de observaciones (o incluso en premisas de origen mítico), pero han de tener la propiedad de ser refutables: ha de estar definido el conjunto de observaciones que demostrarían la falsedad de la conjetura. Es decir, las proposiciones de conocimiento se definen por el conjunto de enunciados de observaciones que niegan en lugar de hacerlo por el que afirman, lo que evita (en principio) el problema de Hume. La asimetría de los universales (ningún conjunto de observaciones los valida, cualquier observación contraria los falsa) confiere a la información negada por un enunciado un estatus epistemológico privilegiado sobre la afirmada por el mismo enunciado. Esta ventaja, podría hacernos pensar que un sistema desarrollado para maximizar la adquisición del conocimiento debería haber generado un mecanismo que fuese particularmente sensible a las implicaciones de falsedad. Por ejemplo, ante la hipótesis: 'Todos los cisnes son blancos', dicho sistema haría bien en focalizar la atención hacia la posibilidad de existencia de cisnes que no fuesen de ese color (aquello que no existe, de acuerdo con la proposición). Sin embargo, en muy diversos ámbitos de la investigación psicológica encontramos evidencia contraria a tal planteamiento.
Bibliografía
Fernández-Berrocal, P. y Santamaría, C.: Manual práctico de psicología del pensamiento. Ariel. Barcelona. 2001
Carlos Santamaría Moreno es Doctor en Psicología y Profesor Titular de Universidad en la Universidad de La Laguna. Investiga sobre los procesos de razonamiento y comprensión. La pregunta esencial de su investigación sería: ¿cómo pensamos las personas? Ha publicado varios libros como Introducción al razonamiento humano en Alianza Editorial e Historia de la psicología: el nacimiento de una ciencia en Ariel. Es coautor de Comprensión y adquisición de conocimientos a partir de textos en Siglo XXI y Prácticas de psicología del pensamiento en Ariel. En 2008 se ha publicado una obra de divulgación de la que es coautor: El psicoanálisis ¡vaya timo! en editorial Laetoli. También es autor y coautor de diversos trabajos de investigación publicados en revistas internacionales. Entre otros reconocimientos ha recibido el Premio Nacional de Investigación Educativa y el Benito Pérez Armas de Novela.
Experiencias inusuales cercanas a la muerteMarisela López Curbelo Doctora. Profesora Titular de Universidad. Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos. ULL Miércoles, 23 de abril de 2008. 17:30 – 19:00
La intención de esta
conferencia es modesta y su nivel intencionadamente sencillo. Pero su enfoque
puede parecer bastante inusual respecto a las opiniones usuales. El foco de
interés aquí será tomar algunas experiencias como fenómenos psicológicos, y no
como fenómenos paranormales o místicos.
La experiencia de salirse del cuerpo se produce en algunas ocasiones en el transcurso de una experiencia cercana a la muerte, pero también en otras circunstancias no tan traumáticas como es el estado hipnótico o durante la meditación. También se pueden provocar voluntariamente. Entre sus características se encuentran la sensación de separarse del cuerpo y su retorno a él, la impresión de flotar y una visión, normalmente, desde arriba de nuestro propio cuerpo. Las teorías que intentan explicarla se basan en que su producción tiene que ver con situaciones de alto estrés, con alteraciones en los niveles de conciencia o bien con problemas del cerebro a la hora de procesar la información.
Bibliografía
Alvarado, C.S.: Mapping the caracteristics of out of body experiences. Journal of the American Society for Phisical Research, 91. 1997. pp. 15-32
Información en Internet
www.susanblackmore.co.uk/si91nde.html
Marisela López Curbelo es Profesora Titular de Psicopatología General en la Universidad de La Laguna, con una antigüedad de diecisiete años y con artículos publicados sobre trastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo, violencia de género y salud mental. Asimismo cuenta con cuatro libros publicados, dos de ellos sobre la fobia a viajar en avión, un manual de entrenamiento sobre control emocional y otro sobre las competencias psicológicas en el uso del arma de fuego por parte de la policía. Ha impartido diversas conferencias y cursos sobre entrenamiento en control emocional. Su lección magistral en el examen de oposición al cuerpo de funcionarios fue sobre la experiencia de salirse del cuerpo y experiencias cercanas a la muerte. Es Directora desde hace trece años del Practicum de Psicología Clínica y de la Salud que se realiza en el Consorcio Sanitario de Tenerife, Área de Salud Mental.
¿Nos engaña nuestro cerebro?Carlos J. Álvarez González Doctor. Profesor Titular de Universidad. Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional. ULL Miércoles, 23 de abril de 2008. 19:00 – 20:30
Nuestro cerebro es fruto de miles de años de evolución, siendo un mecanismo sumamente complejo. Como cualquier otro órgano, para poder entender por qué es así tanto estructural como funcionalmente, tenemos que referirnos a su carácter adaptativo desde la perspectiva de la teoría de la evolución de Darwin. En este sentido, nuestros procesos cognitivos son y han sido eficientes, rápidos y adaptativos de cara a la supervivencia. Un ejemplo lo constituye nuestra percepción, la cual nos suministra información relativamente fiable de lo que nos rodea con notable rapidez. Otro, nuestra memoria, cuya capacidad y velocidad de almacenamiento y recuperación no puede compararse al mejor ordenador.
Nuestra memoria a largo plazo posee una capacidad inigualable, si la comparamos con cualquier dispositivo artificial de almacenamiento de información. Pero como siempre, las ventajas adaptativas y el hecho de que nunca se agote nuestra capacidad memorística es a costa de algo. Es capaz de retener tanta información debido a sus propiedades selectivas y reconstructivas. Cada acto de almacenamiento de información supone una alteración (muchas veces automática y no consciente) del input o estímulo. Además, cada vez que recuperamos información, los recuerdos almacenados son transformados también y reconstruidos. Uno de los inconvenientes es que los recuerdos casi nunca son perfectos, sino que sufren elaboraciones y reconstrucciones. El caso más claro y más investigado recientemente es el de los recuerdos falsos. A pesar de que solemos creer lo contrario, la investigación demuestra que todos tenemos recuerdos falsos, de eventos que no han ocurrido o que no hemos visto, oído, etc. Además, resulta fácil implantar recuerdos falsos, bien de forma consciente o inconsciente, sobre todo en terapias de corte psicoanalítico o mediante hipnosis. Se ha demostrado que muchos supuestos recuerdos reprimidos o recuperados a través de la hipnosis (como aquellos de abusos sexuales en la infancia, o supuestas experiencias traumáticas) son realmente recuerdos falsos que el psicoterapeuta, involuntariamente, ha inducido en el paciente porque precisamente ese tipo de recuerdos son los que busca o espera encontrar. Es una versión de la denominada 'profecía autocumplida'. La repercusión de casos de supuestos abusos sexuales perpetrados muchas veces por los padres del paciente en la infancia, y 'recuperados' luego bajo este tipo de terapias pseudocientíficas, ha sido enorme en países como EEUU. La psicología científica ha salido al paso, demostrando en muchos casos que dichos eventos no existieron, sino que fueron inducidos en las sesiones terapéuticas. En esta misma línea, se ha demostrado también que no existe la llamada regresión hipnótica: el hecho de que podamos viajar al pasado o a otras vidas. Lo que realmente sucede es que el hipnotizado, normalmente personas muy sugestionables, es sugestionado para que 'viaje al pasado'. En realidad, lo que está haciendo es una especie de role-playing o ejercicio de imaginación.
Bibliografía
Rodríguez Hidalgo, I., Díaz Vilela, L., Álvarez González, C.J., Riol Cimas, J.M.: Ciencia y pseudociencias: realidades y mitos. Equipo Sirius. Madrid. 2004
Información en Internet
Carlos Javier Álvarez González es Doctor en Psicología y Profesor Titular de Universidad en el Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional de la Universidad de La Laguna. Su campo de investigación es la neurociencia cognitiva del lenguaje, concretamente percepción y producción de palabras. Es autor de publicaciones internacionales en revistas científicas de prestigio, en revistas nacionales, así como capítulos de libro sobre estos temas. Colabora con investigadores australianos y europeos, y ha sido profesor e investigador invitado en la Universidad de Nueva Gales del Sur (Sydney, Australia), en la Universidad James Cook (Cairns, Australia) y en el Instituto Max Planck de Psicolingüística (Nijmegen, Holanda). Está interesado por la divulgación de la ciencia, el fomento del pensamiento crítico y la visión escéptica de las pseudociencias. En esta línea ha publicado libros, capítulos de libro y artículos en revistas de divulgación y en prensa diaria, y ha participado en diversos programas de radio y televisión.
¿Por qué creemos lo que creemos?Luis F. Díaz Vilela Doctor. Profesor Titular de Universidad. Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional. ULL Jueves, 24 de abril de 2008. 17:30 – 19:00
En esta conferencia se intentará responder esta pregunta según el conocimiento que tenemos de la génesis y función de las creencias. En primer lugar definiremos el término “creencia” como una asunción o conjunto de asunciones acerca de la realidad que damos como válidas; una conclusión o conjunto de conclusiones consistentes con la evidencia disponible, que permanecen de forma más o menos estable en nuestra mente durante nuestra vida. Las podemos manifestar mediante el lenguaje, y nuestra conducta se ve afectada por ellas.
Las creencias no requieren una base experimental y científica, ni siquiera empírica. Algunas veces son el resultado de un razonamiento o de la experiencia del individuo que la genera o sostiene, mientras que otras veces son el resultado de la experiencia o el razonamiento de otro individuo que, mediante el lenguaje la transmite a este individuo, y este individuo la asume como propia.
Cuando atendemos al formato de las creencias nos encontramos con tres tipos:
a) Las fenomenológicas se refieren a un estado de cosas actual (p.e.: “soy un ser humano”; “soy español”, que diría Torrente; o “la entropía aumenta o permanece constante en cada proceso físico; o “la homeopatía cura”). No importa si el estado de cosas es empíricamente comprobable, o simplemente racional, o un absoluto disparate, lo importante es que haya un sistema mental capaz de asumirla como cierta.
b) Las normativas se refieren a un estado deseado o deseable de cosas (p.e.: “toda persona decente debería creer en dios”; o “deberías trabajar en vez de estar holgazaneando todo el día”; o “los inmigrantes deberían aprender y asumir nuestras costumbres”; o “los homeópatas deberían ser médicos”, ¡vaya contradicción!; o “tal o cual país debería ser independiente”). Tampoco importa aquí si el contenido de la creencia es o no válido.
c) Las causales responden al formato “si tal cosa es de una manera, tal otra ha de ser de tal manera” (p.e.: “si soy español y Cataluña debería ser independiente, yo no debería ser catalán”; o “si soy catalán … no debería ser español”; o “la luna influye sobre el ser humano, por tanto, con luna llena hay mayor número y probabilidad de nacimientos”; o “si la homeopatía es un fraude, quien la aplica es un ¿defraudador, estafador, tramposo?”; o “si un proceso físico gana entropía entonces el proceso es irreversible”; etc.). Creo que es en este formato de creencias donde encontraremos el mayor número de disparates, pues las personas no somos tan racionales como cabría esperar.
Además de estos tres tipos de creencias encontramos otros dos tipos en función de la fuente a partir de la cual se generan: las creencias experienciales, asumidas como resultado de la experiencia individual en su relación con el mundo (me quemé con la plancha y desarrollé la creencia “la plancha caliente no se toca por debajo”); y las creencias sociales, transmitidas por otros significativos (mi madre, que para mí es muy significativa, me dijo “la plancha no se toca por debajo”). Es muy importante la condición “significativo” del “otro”. No basta cualquier otro para que la creencia se asuma, para que, usted que lee esto o yo que lo escribo, asuma la creencia. Esta significación se la da la persona al otro, ya sea por su posición social, por su autoridad, experiencia, conocimientos, poder, carisma, o cualquier otra virtud. Cualquier otro a quien la persona dé significación puede ser un emisor de creencias.
La última forma de clasificar las creencias que veremos será según sean raras o normales. Llamaremos creencias normales a aquellas que asumen fenómenos, normas o causas sobre las que haya suficiente evidencia empírica, se puedan medir, se puedan explicar parsimoniosamente mediante la lógica formal, y no contradicen el conocimiento actual. Las raras serán todo lo contrario, naturalmente. Sin embargo, existe una frontera difusa entre ambos tipos de creencias, por lo que muchas creencias son muy difíciles de clasificar por una persona lega. “La homeopatía cura enfermedades” o “la velocidad tiene un límite” pertenecerían a este tipo de creencias, cuyos contenidos parecen raros igualmente.
Finalmente nos centraremos en comprender por qué creemos concretamente lo que creemos. El primer paso será explicar por qué creemos, para luego explicar por qué lo que creemos. Siguiendo a Lester, podemos afirmar que las creencias, como funciones cerebrales, sólo pueden ser entendidas por su valor adaptativo. Por tanto, consisten en una función necesaria e ineludible por nuestro cerebro, desarrollada hasta el punto que permitió que algunos primeros individuos de esta especie estuviesen mejor adaptados y por tanto sobrevivieran sus genes frente a los de otros individuos incapaces de creer.
Lo que creemos lo creemos porque nos apetece, nos divierte, o nos genera una sensación necesaria de control y estabilidad del mundo. Rara vez creemos porque lo hemos comprobado suficientemente.
Bibliografía
Gilovich, T.: How we know what isn’t so. The Free Press. New York. 1991
Lester, G.W.: Why bad beliefs don’t die. Skeptical Inquirer. New York. 2000. Nov-Dec: 40-43.
Park, R.: Voodoo Science. The road from foolishness to fraud. The Oxford University Press. New York. 2000
Pinker, S.: Cómo funciona la mente. Ediciones Destino. Barcelona. 2001
Shermer, M.: Why people believe weird thing. W.H. Freeman & Co. New York. 1997
Luis F. Díaz Vilela es Doctor en Psicología por la Universidad de La Laguna (ULL), Profesor Titular de Universidad y Director del Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional de la ULL. Es especialista en Psicología del Trabajo y ha sido profesor en los Másters en Prevención de Riesgos Laborales y de Recursos Humanos de la misma Universidad. Sus investigaciones y publicaciones giran en torno a los valores laborales, la motivación laboral, la influencia de valores y creencias sobre la seguridad laboral, las variables de personalidad como predictoras del rendimiento laboral, la calidad de servicios como proceso psico-social y la génesis de las creencias paranormales. Ha obtenido el premio de investigación del Ministerio de Administraciones Públicas en 2005. También está interesado en la divulgación del pensamiento crítico, participando activamente en diferentes foros de discusión y divulgación, como cursos, conferencias y debates televisivos.
Pensamiento crítico y evoluciónEudald Carbonell i Roura Doctor. Catedrático de Universidad. Área de Prehistoria. Universidad Rovira i Virgili. Tarragona Director del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social Jueves, 24 de abril de 2008. 19:00 – 20:30
No es posible conocer la condición humana si no somos capaces de actuar con criterios surgidos del análisis de nuestra especificidad; en la medida en que disponemos de más conocimientos sintéticos sobre nuestro comportamiento etológico, social y técnico, podemos establecer las lógicas que han de guiar las construcciones racionales para así dejar de estar sometidos al azar de las leyes naturales deterministas y liberarnos; en otras palabras, humanizarnos.
Para entendernos como humanos, debemos pensar y actuar como humanos. Esto quiere decir que, en primer lugar, tenemos que ser capaces de jerarquizar y discriminar lo que nos hace tal como somos, teniendo en cuenta que lo que escojamos supeditará fuertemente la definición misma de la condición humana. En segundo lugar, se debe someter a juicio las actitudes idealistas que nos separan del mundo real y nos transportan al mundo impreciso de aquello que no es racionalmente aprehensible. En tercer lugar, nos tenemos que sacar de encima el caduco humanismo idealista de inspiración irracional, que tuvo valor operativo siglos atrás pero que ahora constituye una carga pesada. Para acabar, hace falta que todos construyamos una forma de entender el mundo que sea adecuada a la gran capacidad que tenemos de transformar el entorno y transformarnos a nosotros mismos, capacidad que hemos adquirido gracias al conocimiento teórico y práctico en el proceso evolutivo.
Hace falta una última y gran resocialización del primate humano. En este camino han de converger la racionalidad -que comporta una buena estrategia socializante- y el aumento exponencial de nuestra sociabilidad como primates técnicos. Pero también se debe asumir que la belleza de nuestra inteligencia está instalada en un cerebro de simio humanizado, cuyo funcionamiento todavía desconocemos, y que lo que es cultural -y por descontado social y etológico- todavía está contenido en un órgano que se ha configurado guardando y discriminando información durante millones de años de evolución aún no humana.
El Homo sapiens actual utiliza -utilizamos- la técnica según un comportamiento atávico propio de primates poco evolucionados, propiciado por ideologías de tipo biologista reaccionario y, por tanto, del todo antihumanas. Aún hoy, en el ambiente científico se desconoce por qué motivo no se ha producido la socialización de los descubrimientos técnicos, a pesar de que la explicación ha de estar en el marco de la teoría de la evolución. Hecho que sólo se puede explicar mediante una teoría tecno-social.
Hace unos 450.000 años, los homínidos empezaron a construir nuestra diferencia con la emergencia de la conciencia como forma particular de entender el entorno y a nosotros mismos. Todos estos son comportamientos técnicos o derivados del progreso que nos ha dado la técnica y que no ha desarrollado ningún otro animal. Las diversas adquisiciones que se van socializando y que se convirtieron en universales en las últimas especies de nuestro género, nos crearon inseguridad, y esta inseguridad hacía necesaria la invención de seres superiores capaces de integrarlo todo y de tutelarlo todo, y a quienes podíamos hacer responsables, tanto de las cosas buenas que sucedían como de las malas. Desde el mismo momento que se hizo presente, esta seguridad delegada ha dominado el carácter racional de nuestras adquisiciones técnicas y sociales. El miedo a conocer y la inseguridad fueron la sopa primigenia de las actuales indecisiones metafísicas.
La dualidad imaginada entre la biología y la cultura para diferenciarse del resto de las especies ha ido consolidando una visión idealista de la humanidad y la bifurcación se ha hecho más y más evidente en el transcurso de la historia evolutiva de las últimas especies de nuestro género. En las grandes sociedades clásicas del Homo sapiens, lejos de tener un papel integrador, la dicotomía se fue consolidando. Después, todas las culturas y las sociedades que las desarrollan han ido asumiendo mayoritariamente y de forma natural la bifurcación, sin darse cuenta de que es una posición que aliena a los humanos de su realidad vital.
Estamos acostumbrados a oír hablar de la técnica como si se tratase de un elemento deshumanizador, y muchos ciudadanos asocian progreso a destrucción, aunque la mayoría social no renuncia al progreso; un conflicto difícil de resolver si no se produce un cambio de actitud profundo. La dicotomía entre humano racional y humano animal desarrollada por los idealistas, nos sirve en este caso como herramienta para explicar una realidad. Estamos utilizando la técnica como micos socialmente poco desarrollados, débilmente socializados; la técnica, en sentido metafórico, todavía no está en manos de unos humanos humanizados.
Para resumir: la técnica es la base fundamental para articular una teoría de la operatividad que nos ha llevado a la ciencia y la tecnología. La ciencia es el constructor más dinámico de la técnica y, mientras tanto, una y otra están revolucionando de forma acelerada todos los ámbitos de nuestro comportamiento.
Bibliografía
Carbonell, E.: El nacimiento de una nueva conciencia. Ed. Ara Llibres. Barcelona. 2007
Bermúdez de Castro, J.M. y Carbonell, E.: Atapuerca. Perdidos en la colina. Ed. Destino. Barcelona. 2004
Carbonell, E. y Bellmunt, C.: Los Sueños de la Evolución. National Geographic. RBA. Madrid. 2003
Carbonell, E. y Sala, R.: Aún no somos humanos. Ed. Península. Barcelona. 2002
Información en Internet
http://www.thinkingheads.com/fichas/ficha_eudaldcarbonel.asp
Eudald Carbonell i Roura (Girona, 1953) es Doctor en Geología del Cuaternario por la Universidad Pierre et Marie Curie (1986) y en Historia por la Universidad de Barcelona (1988). Ha efectuado investigación y trabajo de campo en diversos países. Actualmente es Catedrático de Prehistoria de la Universitat Rovira i Virgili y Director del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social. Entre sus hitos científicos destaca el reconocimiento del poblamiento antiguo de la Península Ibérica, que condujo a la investigación multidisciplinar en Atapuerca, que codirige desde 1991 con los Drs. Arsuaga y Bermúdez de Castro. Los hallazgos de Atapuerca están conmocionando a prehistoriadores y paleoantropólogos por la evolución de la tecnología lítica, por los fósiles de la Sima de los Huesos y por los restos de TD-6, que definen una nueva especie homínida, el Homo antecessor, el explorador que salió del continente africano. Ha publicado unos trescientos artículos científicos y de divulgación. Es autor o editor de unos treinta libros de Prehistoria.
Salud, amor o trabajo: ¿adivinan los adivinos?Carlos J. Álvarez González Doctor. Profesor Titular de Universidad. Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional. ULL Martes, 29 de abril de 2008. 17:30 – 19:00
Predecir el futuro ha sido una preocupación constante del ser humano a lo largo de la historia. Desde el Oráculo de Delfos en la Grecia clásica, es posible observar cómo en prácticamente todo grupo humano y en cualquier civilización han existido personas supuestamente investidas con el don de la adivinación o la videncia, dotados con el poder de adivinar el devenir. Estas capacidades han correspondido a roles tales como astrólogos, brujos, chamanes, sacerdotes, etc.
Sin embargo, dentro de las supuestas habilidades de adivinación, habría que distinguir fundamentalmente entre dos facetas distintas: la profecía y la videncia 'en directo' o referida a una o varias personas concretas que se encuentran presentes en el momento de la adivinación. Dentro de estas últimas podríamos incluir a los actuales tarotistas o videntes. En el caso de las profecías, los supuestos profetas pretenden hacer predicciones sobre hechos o eventos futuros de tipo muy general, tales como catástrofes, inundaciones o guerras. En este sentido resulta curioso observar cómo son precisamente este tipo de eventos negativos y apocalípticos los preferidos por los profetas. Aparte de los profetas bíblicos, uno de los casos más conocidos de predicciones es el de Miguel de Nostradamus, médico francés del siglo XVI, quien supuestamente realizó predicciones absolutamente detalladas y correctas sobre múltiples eventos. Pero cuando se analizan sus cuartetas de forma desapasionada y escéptica, uno se percata inmediatamente de que sus profecías son vagas y ambiguas, que utilizan un lenguaje críptico y que su significado depende de lo que el interpretador quiera encontrar, siendo posibles múltiples interpretaciones. De hecho, resulta imposible encontrar ni una sola cuarteta con un significado lo suficientemente claro como para que tenga un valor predictivo real: sus significados siempre cuadran después de haber ocurrido, y a ello es a lo que se han dedicado los creyentes e interpretadores de Nostradamus a lo largo de los siglos hasta la actualidad. Científicos y escépticos han abordado el análisis de las profecías tanto desde un punto de vista lingüístico como psicológico, y han encontrado una serie de estrategias o propiedades, muchas de las cuales comparten las profecías con la videncia 'en directo'. Son estas estrategias las que explican por qué tanta gente cree que los adivinos o profetas realmente aciertan en sus predicciones. Dichas estrategias tienen que ver con el lenguaje utilizado, que suele ser ambiguo y oscuro. Además, normalmente las afirmaciones de los pronosticadores son muy generales, de forma que encajen con cualquier evento o persona.
Bibliografía
Álvarez, C. J. Predicción y precognición: una perspectiva psicológica. En Rodríguez Hidalgo, I., Díaz Vilela, L., Álvarez González, C.J., Riol Cimas, J.M.: Ciencia y pseudociencias: realidades y mitos. Equipo Sirius. Madrid. 2004
Información en Internet
http://skepdic.com/coldread.html
Carlos Javier Álvarez González es Doctor en Psicología y Profesor Titular de Universidad en el Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional de la Universidad de La Laguna. Su campo de investigación es la neurociencia cognitiva del lenguaje, concretamente percepción y producción de palabras. Es autor de publicaciones internacionales en revistas científicas de prestigio, en revistas nacionales, así como capítulos de libro sobre estos temas. Colabora con investigadores australianos y europeos, y ha sido profesor e investigador invitado en la Universidad de Nueva Gales del Sur (Sydney, Australia), en la Universidad James Cook (Cairns, Australia) y en el Instituto Max Planck de Psicolingüística (Nijmegen, Holanda). Está interesado por la divulgación de la ciencia, el fomento del pensamiento crítico y la visión escéptica de las pseudociencias. En esta línea ha publicado libros, capítulos de libro y artículos en revistas de divulgación y en prensa diaria, y ha participado en diversos programas de radio y televisión.
Crónicas de ParanormalandiaRicardo Campo Pérez Licenciado. Investigador. Departamento de Filosofía. ULL Martes, 29 de abril de 2008. 19:00 – 20:30
De tarde en tarde, las encuestas de opinión sobre creencias en fenómenos extraños o paranormales nos sorprenden con resultados siempre superiores a lo que sería usual esperar en una sociedad como la nuestra, de carácter cientifista. Pero esas encuestas sólo nos informan de una opinión: nada nos dicen de la auténtica naturaleza de los supuestos fenómenos a los que se refieren. Muy probablemente, esos altos índices de creencia sean esgrimidos por los cultivadores del misterio para justificar su labor o como pruebas indirectas de la realidad empírica de ciertos fenómenos, versión injustificada del refrán cuando el río suena, agua lleva.
Bibliografía
Randi, J.: Fraudes paranormales. Fenómenos ocultos, percepción extrasensorial y otros engaños. Tikal Ediciones. Gerona. 1994
Álvarez, C.: La parapsicología ¡vaya timo! Editorial Laetoli. Navarra. 2007
Gardner, M.: La ciencia, lo bueno, lo malo y lo falso. Alianza Editorial. Madrid. 1988
Charpak, G. y Broch, H.: Conviértase en brujo, conviértase en sabio. La desmitificación científica de las supersticiones y los fenómenos paranormales. Ediciones B. Barcelona. 2003
Información en Internet
http://www.circuloesceptico.com
Ricardo Campo Pérez es Licenciado con Grado en Filosofía y desarrolla una tesis doctoral en el Departamento de Filosofía de la Universidad de La Laguna sobre la ideología de la New Age y sus antecedentes filosóficos, una de cuyas manifestaciones es la creencia en las capacidades ocultas de la mente y la actualización del ocultismo. Ha participado en diversos congresos donde ha abordado aspectos de esta materia. Es patrono de la Fundación Anomalía (www.anomalia.org), entidad que se ocupa del estudio de la influencia de los avances científicos y tecnológicos en la cultura popular y la presencia de lo maravilloso en nuestras sociedades, etc., y socio cofundador del Círculo Escéptico (www.circuloesceptico.org). Desde 1988 ha dedicado especial atención a las manifestaciones psicosociales del mito de los ovnis en Canarias, como las derivadas de los fenómenos observados en los años setenta ocasionados por lanzamientos de misiles Poseidon de la Armada norteamericana en el Atlántico norte.
Astrología para incrédulosInés Rodríguez Hidalgo Doctora. Profesora Contratada Doctora Tipo I. Departamento de Astrofísica. ULL Investigadora. Instituto de Astrofísica de Canarias Miércoles, 30 de abril de 2008. 17:30 – 19:00
Estimado incrédulo:
¿sabe usted que entre la Astrología, Astronomía y Astrofísica, materias cuya denominación comparte la misma raíz, el nombre de la primera tiene una gran tradición y resonancia científica, ya que etimológicamente significa tratado de los astros, como Biología es el tratado de la vida o Geología, de la Tierra? ¿Se ha percatado de que la Astrología, más allá de presentar una explicación de cómo funciona el mundo, busca ofrecer al hombre algo esencial en lo que depositar la fe? ¿Ha pensado, entonces, si existen razones para creer en la Astrología? Desde el punto de vista del rigor científico de este conocimiento milenario, ¿sabe que Astrología y Astronomía fueron lo mismo en su origen, y que grandes astrónomos como Ptolomeo o Kepler realizaron prácticas astrológicas muy sofisticadas y precisas? En el marco de la religiosidad, de la profundización filosófica, o sencillamente del crecimiento personal, hay muchas personas interesadas en estudiar y perseguir la armonía entre el ser humano y su entorno: ¿se da cuenta de que la Astrología establece conexiones entre el hombre y el Cosmos, considerando y analizando el influjo de éste sobre aquél? Es posible que sepa que tendencias actuales, aunque con ancestrales raíces, enmarcadas en el amplio ideario de la New Age reconocen tales influencias, no exentas de lógica, científicamente hablando (recuérdese, por ejemplo, el efecto de las mareas sobre las masas de agua de nuestro planeta). ¿Reconocería que al ser humano le tranquiliza saber que su destino no es responsabilidad exclusivamente suya, sino que puede estar escrito en las estrellas o ser, cuando menos, inspirado por éstas? Nótese que una afirmación como esta no debería ser tachada de obvia o frívola, ya que hace referencia a sentimientos y esperanzas, legítimo objeto de estudio de la Psicología actual, pero cuya complejidad sitúa su investigación en las fronteras mismas de la Ciencia… ¿Admitiría que la Astrología ocupa un lugar privilegiado entre las disciplinas científicas, ya que incorpora conocimientos procedentes de la Mitología, el Arte, la Psicología...? ¿No constituye esta multi-disciplinariedad un valor añadido que hace a la Astrología menos fría y alejada del hombre que otras ciencias? Cabe plantearse una cuestión de especial importancia en el contexto histórico, social, cultural, económico... que nos ha tocado vivir. En un mundo en continuo cambio, progresivamente deshumanizado y amenazado por el dominio de las máquinas, ¿no puede la Astrología, al desvelar inclinaciones de nuestra personalidad y carácter, ayudar al ser humano a profundizar en el conocimiento de sí mismo, y abrir vías de compatibilidad con otros semejantes, que favorecen la construcción y mantenimiento del entramado social?
Por otra parte, como buen incrédulo, sin duda no ignora ciertas cuestiones incómodas que proyectan sobre la Astrología sombras de duda: ¿”funciona”, aunque sus principios se basen en una visión geocéntrica del mundo superada desde Copérnico?; ¿son doce las constelaciones zodiacales o habría que incluir una más, según la Unión Astronómica Internacional?; ¿por qué todos los signos duran aproximadamente lo mismo si sus constelaciones tienen diferentes extensiones sobre el cielo?; ¿qué ascendente tiene alguien nacido en diciembre en Laponia?; ¿las fechas de los signos no deberían haberse desplazado en el tiempo debido a la precesión de los equinoccios?; ¿qué clase de influencia ejercen los astros sobre el ser humano?; si es gravitatoria, por ejemplo, ¿por qué el horóscopo no considera también las masas próximas al nacido como la madre, la matrona o el hospital?; ¿hay que considerar los satélites de otros planetas, los asteroides, los cometas?; ¿existe correlación significativa entre el signo zodiacal y la profesión?; ¿eran erróneos los horóscopos elaborados antes del descubrimiento de Neptuno en 1781, Urano en 1846 o Plutón en 1930?; ¿cuentan también los recientemente descubiertos objetos transneptunianos?; ¿y las galaxias lejanas?; si lo crucial es el instante del nacimiento, ¿está el feto en el vientre materno a salvo de las posibles influencias negativas y podría elegirse un momento astrológicamente propicio para el parto?; ¿ha evolucionado la Astrología?; ¿qué ha aportado a la Ciencia?; ¿tiene éxito como práctica predictiva?; ¿y como descriptora de rasgos de personalidad?; ¿qué hay de la Astrología hindú o la china?; ¿los más de seis mil millones de terrícolas se clasifican esencialmente sólo en 12 tipos de personalidad?; ¿no será esto una clase de discriminación? (hay muchas más...)
Amigo incrédulo, buscando respuesta a estas preguntas tiene tema para entretenerse un buen rato...
Concluyamos con una más: ¿tiene esta conferencia, dirigida a incrédulos en la Astrología, el propósito de presentarles los fundamentos, desarrollo, cuerpo de conocimiento, y logros de esta disciplina, o es un discurso no apto para creyentes, que busca mostrar sus debilidades y contradicciones?
Bibliografía
Motta Cifuentes, V.: Bases científicas de la astrología. En Rodríguez Hidalgo, I., Díaz Vilela, L., Álvarez González, C.J., Riol Cimas, J.M.: Ciencia y pseudociencias: realidades y mitos. Equipo Sirius. Madrid. 2004. p. 261 y ss
Información en Internet
Inés Rodríguez Hidalgo es Doctora en Física (Astrofísica), profesora del Departamento de Astrofísica de la ULL y miembro del IAC. Desarrolla una intensa labor como divulgadora científica y ha dirigido el Museo de la Ciencia y el Cosmos durante tres años. Es autora de numerosas publicaciones de investigación, así como de artículos divulgativos para revistas, prensa e internet. Ha escrito varios capítulos en libros y es editora científica de Ciencia y pseudociencias: realidades y mitos (Equipo Sirius, 2004). Imparte frecuentemente conferencias y cursos de divulgación, algunos de los cuales ha dirigido o coordinado; de 2000 a 2004 escribió y presentó la sección semanal Un tiempo para el espacio del programa Canarias innova de RNE. Es miembro de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico y se implica activamente en la difusión del escepticismo y la lucha contra las pseudociencias. Participa en este curso desde su primera edición, como profesora y coordinadora.
Uso y abuso de la ciencia en la publicidadJosé María Riol Cimas Doctor. Profesor Titular de Universidad. Departamento de Bioquímica y Biología Molecular. ULL Miércoles, 30 de abril de 2008. 19:00 – 20:30
La publicidad es una forma de comunicación de masas destinada principalmente a promover la venta de algún producto o servicio, aunque también se emplea con muy diversos fines (políticos, religiosos, militares, sanitarios, educativos, etc.). Lo cierto es que, lo queramos o no, la publicidad contribuye a crear opinión entre los ciudadanos y a definir hábitos de comportamiento.
En esta conferencia se analizan, cualitativamente, distintos anuncios que incluyen referencias a la ciencia, recogidos de la prensa diaria y de muy distintas revistas semanales y mensuales. Desde el punto de vista cualitativo se estableció una clasificación personal que dividía los anuncios en seis categorías: a) anuncios para gente (muy) inteligente; b) elogio de la investigación; c) la 'última' tecnología; d) ciencia y técnica: emoción e inteligencia; e) la terminología y los personajes de la ciencia y f) errores científicos, pseudociencias y creencias. En el apartado dedicado a los anuncios para gente (muy) inteligente destacan sobremanera los anuncios de cosméticos, que son un campo abonado para introducir una larga serie de términos complejos que difícilmente pueden ser entendidos por un público con una formación media. Parece que ese es el objetivo: mejor cuanto más complejo sea el término. Como si se tratara de apabullar al lector haciéndole creer que cuanto mas rara es una palabra más entidad científica tiene.
Bibliografía
Moliné, M.: La Publicidad. Barcelona. Salvat. 1975
José María Riol Cimas es Licenciado y Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de La Laguna (ULL). Ha sido Investigador posdoctoral en la Universidad Complutense (Madrid), en la Unidad de Metabolismo de los Laboratorios Farmacéuticos Wellcome (Beckenham, Londres) y en la Universidad Técnica de Viena. Autor de publicaciones internacionales sobre el metabolismo de hidratos de carbono y sobre mecanismos de transporte de nutrientes a través de la membrana celular. Ha publicado más de setenta artículos en libros, revistas y prensa diaria sobre divulgación de la ciencia y de su historia. Conferenciante en las siete ediciones anteriores de este curso, coordinador en las dos primeras y director de la tercera y la séptima edición. Editor científico del libro Ciencia y pseudociencias: realidades y mitos (Equipo Sirius, Madrid, 2004). Es Profesor Titular de Universidad en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la ULL y director del Aula Cultural de Divulgación Científica de la ULL.
¿Creó Dios a los fósiles?Carolina Martínez Pulido Doctora. Profesora Titular de Universidad. Departamento de Biología Vegetal. ULL Martes, 6 de mayo de 2008. 17:30 – 19:00
Escondida bajo el sonoro título de Diseño Inteligente se encuentra la vieja doctrina del creacionismo, que en los últimos años ha empezado a recuperar una peligrosa popularidad. Creacionismo significa tomar la Biblia, sobre todo los primeros capítulos del Génesis, como una verdad literal que permite interpretar la historia del universo y la historia de la vida, incluyendo a los seres humanos. El creacionismo tiene multitud de matices, pero en términos generales implica aceptar que la Tierra es un planeta joven (de unos seis mil años, aunque hay quienes admiten que esa edad podría ser mayor). Asimismo, el creacionismo mantiene seis días de creación (no obstante, existe un debate acerca del significado de 'día' en este contexto, pues unos sostienen las literales veinticuatro horas y otros son más flexibles). Hace especial hincapié en la creación milagrosa de toda la vida y de Homo sapiens.
Los científicos tienen múltiples respuestas antes tales afirmaciones. Por un lado, señalan que la existencia de huecos es algo esperado. La fosilización es un fenómeno poco frecuente -la mayor parte de los cuerpos muertos terminan por desintegrarse- y lo sorprendente es que algunos se conserven. Y, por otro lado, el registro fósil no está tan interrumpido.
Bibliografía
Davies, M. W.: Darwin y el fundamentalismo. Gedisa editorial. Barcelona. 2000
Información en Internet
Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal. Ha publicado diversos trabajos de investigación en la especialidad de Biotecnología Forestal. Ha estado becada durante dos años en la Universidad de Calgary, Canadá. Ha disfrutado de dos estancias en el Centro de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (CSIC, Santiago de Compostela). Ha impartido diversos Seminarios sobre Biología Evolutiva. Ha impartido diversas conferencias sobre pensamiento biológico e Historia de la Biología y colaborado con la Universidad Nacional de Tucumán, Argentina. Miembro del CEM (Centros de Estudios de la Mujer) de la ULL. Actualmente desarrolla una línea de trabajo acerca del papel de la mujer en las Ciencias Biológicas. Ha publicado cuatro libros de divulgación científica sobre este tema: También en la cocina de la Ciencia (Servicio de Publicaciones de la ULL, 2001); El papel de la mujer en la evolución humana (Biblioteca Nueva, Madrid, 2003); Gestando vidas, alumbrando ideas (Minerva ediciones, Madrid, 2004) y La presencia femenina en el pensamiento biológico (Minerva ediciones, Madrid, 2006).
Historia y leyenda de los aborígenes canariosSergio Baucells Mesa Licenciado. Investigador. Departamento de Prehistoria, Antropología e Historia Antigua. ULL Martes, 6 de mayo de 2008. 19:00 – 20:30
Nos adentramos en el debate epistemológico en Historia sobre la eterna pregunta: ¿cómo sabemos que sabemos?, enfrentándonos a la noción que la sociedad canaria ha asumido respecto a los primeros que habitaron estas islas. Empezaremos reflexionando sobre la necesidad de distinguir entre conocimiento histórico y otro tipo de saberes, que denominaremos 'creencias'; después revelaremos algunos usos que se ajustan al segundo grupo. En nuestras conclusiones trataremos de responder a la cuestión de si 'todo vale en Historia', llamando la atención sobre la principal responsabilidad del historiador, la socialización del conocimiento.
c. Canarias mágica o la magia de la tergiversación. Hoy el supuesto misterio de nuestra Prehistoria está plenamente integrado en la sociedad. Se atribuye a todo tipo de manifestaciones culturales un carácter enigmático que la Arqueología no ha sido capaz de explicar: convierten nuestro pasado en una suerte de Expediente X, unos enigmas sin resolver. Repasaremos algunas creencias fundadas en supuestos 'hechos misteriosos' que la envuelven: aspectos 'extraños' de la religión aborigen, como su carácter animista o la presencia de ídolos, la hipótesis sobre la presencia de colonias vikingas en Canarias o las conexiones con Egipto.
Bibliografía
http://www.ucm.es/info/arqueoweb/numero4_1/conjunto4_1.htm
Vv. Aa.: I-dentidad canaria. Los antiguos. Artemisa Ediciones. La Laguna. 2005
Sergio Baucells Mesa es Licenciado en Historia por la Universidad de La Laguna y becario de Investigación del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, para elaborar su Tesis Doctoral sobre el proceso de aculturación de las sociedades aborígenes canarias, en el Departamento de Prehistoria, Antropología e Historia Antigua de la ULL. En calidad de becario también ejerce tareas docentes en la Facultad de Geografía e Historia. En 2003 lee su Memoria de Licenciatura, obtiene el Diploma de Estudios Avanzados y desarrolla una estancia en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México. Premio de investigación Chil y Naranjo en 2003 por el trabajo Crónicas, historias, relaciones y otros relatos... (Las Palmas de Gran Canaria, Caja Rural de Canarias, 2004). Ha publicado libros, artículos en revistas especializadas y ofrecido algunas charlas generalmente relacionadas con la Etnohistoria y con el tema de su Tesis Doctoral. Actualmente trabaja en el Inventario Arqueológico del Parque Nacional del Teide.
Ciencia y pseudociencias en los tribunalesLuis Javier Capote Pérez Doctor. Profesor Colaborador. Departamento de Disciplinas Jurídicas Básicas. ULL Miércoles, 7 de mayo de 2008. 17:30 – 19:00
El Derecho existe en la medida en que las personas necesitan -necesitamos- de un sistema de reglas que permita mantener la convivencia social y reconducir aquellos comportamientos que puedan poner en peligro la misma, hacia unos términos más aceptables. En este sentido, se considera que el Derecho surge y tiene como razón de ser a la persona, entendida ésta como individuo, por lo que se desarrolla entre ambos una relación simbiótica de influencia mutua. El Derecho nos dice qué tenemos que hacer con carácter abstracto, general y coactivo, de modo que la obediencia es premiada y la rebeldía es castigada. En resumidas cuentas, nos plantea lo que es justo (entiéndase como legal) y lo que no. Al mismo tiempo, es la persona, organizada colectivamente a través de la sociedad, la que influye, bien directamente (costumbre o Derecho consuetudinario) bien indirectamente (a través de los representantes en las cámaras legislativas) a la hora de crear el Derecho y más importante, darle su concepto de justicia.
Bibliografía
Aa. Vv.: Curso de Derecho Civil (I). Derecho Privado. Derecho de la Persona. Colex, Editorial Constitución y Leyes, S. A. Madrid. 2001
Bryson, B.:
Una breve historia de casi todo. RBA Editores. Madrid. 2004 Yzquierdo Tolsada, M.: El Derecho Civil de la postmodernidad. Anales de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna, nº 15. Servicio de Publicaciones de la Universidad de La Laguna. La Laguna. 1998. pp. 338 y ss.
Luis Javier Capote Pérez es Doctor en Derecho, Profesor Colaborador de Derecho Civil de la Universidad de La Laguna y Magistrado Suplente de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife. Especializado en el estudio del timesharing o multipropiedad, sus líneas de trabajo incluyen el Derecho Agrario, el Derecho de Familia o el Derecho Inmobiliario Registral. Dirige Radio Campus, la emisora de la Universidad de La Laguna desde hace varios años. En el campo de la divulgación científica, ha participado en todas las ediciones del presente curso, así como en los tres libros que el mismo ha generado. Igualmente, ha sido coordinador y director del mismo en su edición de 2006. Desde enero de 2005 edita el boletín mensual El Escéptico Digital, de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico.
Ovnis: la invasión que nunca llegóRicardo Campo Pérez Licenciado. Investigador. Departamento de Filosofía. ULL Miércoles, 7 de mayo de 2008. 19:00 – 20:30
A finales de la década de los cuarenta del siglo XX surgió el rumor de que en nuestros cielos estaban observándose misteriosos objetos voladores de origen desconocido, a los que se bautizó platillos volantes, más tarde convertidos en ovnis, término cuya asepsia inicial acabó desapareciendo hasta convertirse en sinónimo de nave extraterrestre. La antigua idea de la pluralidad de mundos habitados encontró un excelente nicho en los deseos colectivos de muchos occidentales. La necesidad emocional y la creencia irracional fueron suficientes para que los seres maravillosos de otras épocas se acercaran ahora a nuestro mundo a bordo de naves interplanetarias. La moda de los platillos volantes creció exponencialmente tanto en cantidad (número de observaciones) como en variedad (agregación de motivos). De las lejanas observaciones de los años cincuenta se pasó al encuentro cercano con naves u objetos enigmáticos, y de los simples testigos se desembocó en los contactados, a quienes los seres extraterrestres usan como transmisores de un mensaje admonitorio o mesiánico.
En todos los grandes conjuntos de fenómenos podemos hallar o detectar un cierto número de casos anómalos o que se apartan de la generalidad. Ocurre en todas las mediciones o en la investigación de casos de asesinato o robo: siempre quedará un remanente de casos sin explicar. De la misma forma, en la casuística ufológica es posible encontrar algunos episodios no explicados o aparentemente no explicables. No quiere esto decir que haya extraterrestres en la Tierra o que ocurran fenómenos paranormales. Veremos algunos de estos llamativos casos con la esperanza de que los alumnos puedan contribuir a su aclaración definitiva, es decir, a la satisfacción intelectual de la explicación total y definitiva de un aparente misterio, derecho del que son privados todos los interesados a causa de la nefasta labor de los traficantes de misterios.
Bibliografía
Cabria García, I.: Ovnis y ciencias humanas. Fundación Anomalía. Santander. 2003
Sheaffer, R.: Veredicto OVNI. Examen de la evidencia. Tikal Ediciones. Gerona. 1994
Ballester Olmos,V.J.: Expedientes insólitos. El fenómeno ovni y los archivos de Defensa. Ediciones Temas de Hoy. Madrid. 1995.
Campo Pérez, R.: Luces en los cielos. Todo lo que siempre quiso saber sobre los ovnis. Editorial Benchomo. Santa Cruz de Tenerife. 2003.
Información en Internet
http://www.anomalia.org
Ricardo Campo Pérez es Licenciado con Grado en Filosofía y desarrolla una tesis doctoral en el Departamento de Filosofía de la Universidad de La Laguna sobre la ideología de la New Age y sus antecedentes filosóficos, una de cuyas manifestaciones es la creencia en visitas de extraterrestres a la Tierra. Ha participado en diversos congresos donde ha abordado aspectos de esta materia. Es patrono de la Fundación Anomalía (www.anomalia.org), entidad que se ocupa del estudio de la influencia de los avances científicos y tecnológicos en la cultura popular y la presencia de lo maravilloso en nuestras sociedades, etc., y socio cofundador del Círculo Escéptico (www.circuloesceptico.org). Desde 1988 ha dedicado especial atención a las manifestaciones psicosociales del mito de los ovnis en Canarias, como las derivadas de los fenómenos observados en los años setenta ocasionados por lanzamientos de misiles Poseidon de la Armada norteamericana en el Atlántico norte.
El fraude en la ciencia: un toque de autocríticaLuis Javier Capote Pérez Doctor. Profesor Colaborador. Departamento de Disciplinas Jurídicas Básicas. ULL Jueves, 8 de mayo de 2008. 17:30 – 19:00
Vivimos en el marco de una cultura invadida por el fraude. En los últimos tiempos, hemos visto cómo los medios de comunicación anuncian periódicamente el descubrimiento de actividades engañosas, surgidas en diversos campos de la actividad humana. La literatura, las finanzas, la religión… nada parece librarse de la presencia de personas que, en un momento determinado, incurren en comportamientos que pueden calificarse como fraudulentos, sin que la ciencia sea una excepción a esa regla. Sin embargo, la asunción de esta realidad no implica, en modo alguno, la veracidad de esa afirmación (tan repetidamente esgrimida desde el mundo de las pseudociencias) según la cual la ciencia o, más concretamente, los científicos, engañan a la sociedad. Como se verá, también a la hora de enfrentarse al fraude, la ciencia está muy alejada de aquellas pretendidas disciplinas que pretenden hacerse pasar por tal.
¿Cuáles son las formas que adopta el fraude en el ámbito científico? Quienes han tratado la materia distinguen tres modalidades, bien diferentes entre sí:
En primer lugar, podría citarse, muy alejada de las restantes, la llamada “ciencia débil”, cuya actividad, sin ser intrínsecamente engañosa, tampoco resulta útil de cara al avance del conocimiento, al plantear la mera repetición de lo ya sabido.
En segundo lugar, tenemos una actividad científica en la que, sin existir conciencia ni voluntad de fraude, se acaba produciendo un resultado engañoso, derivado del empleo de técnicas inadecuadas o de una mala interpretación de los datos de partida.
En tercer lugar, tenemos por último una actividad dolosa, en el sentido de que en ella laten el conocimiento y el deseo de cometer un engaño, y donde se pueden incluir comportamientos tales como la manipulación de datos o la falsificación de pruebas o restos arqueológicos.
Aunque se trata de situaciones bien diferenciadas, cabe la posibilidad de que, en un momento determinado, se pase de un punto a otro, lo cual depende de la actitud y el comportamiento de la persona o personas implicadas en la propia actividad. Un excesivo enamoramiento de las ideas o el deseo de que los resultados de una investigación coincidan con una visión preconcebida de la solución a un problema pueden ser los detonantes de esa variación.
¿Qué puede mover a una persona que desarrolla su actividad profesional en el ámbito científico a incurrir en comportamientos encuadrables dentro los supuestos planteados? Los motivos son múltiples. Unos, son predicables de la propia naturaleza de la actividad científica que, por definición, tiene un acusado elemento competitivo. La obtención de resultados y su posterior publicación son la base que permite el acceso a becas y puestos de trabajo. Además, se trata de una profesión en la que no existe, sobre todo en los primeros años, un término. Dejar de investigar y de publicar los resultados durante un período relativamente largo de tiempo equivale a quedar fuera de los circuitos del conocimiento y, en consecuencia, de los medios para desarrollar la actividad.
También existen motivos externos, de orden social, económico y hasta político. En muchos casos, las investigaciones vienen financiadas por entidades públicas o privadas que exigen, en muchos casos, resultados a corto plazo que puedan explotarse en el mercado. Si se aúnan estas causas con las anteriores, puede concluirse que la tensión a la que llegan a estar sometidos los científicos, explica que en determinados casos se acabe produciendo un comportamiento fraudulento.
¿Cómo puede identificarse una conducta engañosa en el campo científico? Con carácter indiciario, se puede sospechar de la existencia de un comportamiento de estas características a partir de ciertos datos, como pueden ser: el descubrimiento o resultado se anuncia en los medios de comunicación antes de o en lugar de en los foros científicos habituales; se dan afirmaciones de carácter genérico, en lugar de datos concretos y específicos; en línea con lo anterior, se echa mano de un lenguaje mucho más sensacionalista (e impropio de la literatura científica) planteándose que el nuevo descubrimiento cambiará o revolucionará un determinado campo; no se da una información clara (o más bien, se oculta) del mecanismo empleado para alcanzar las conclusiones planteadas; se apela, en muchos casos, al argumento de autoridad, según el cual la persona apela a su prestigio profesional para avalar la validez de sus estudios; por último, cuando se alzan voces escépticas, críticas o que, simplemente, piden pruebas, el aludido manifiesta sentirse perseguido o denuncia la existencia de maniobras para silenciarle, poniendo como ejemplo el caso de Galileo.
¿Existen medios en el campo científico, para enfrentarse a la existencia del fraude? Como se planteaba al principio, en este punto la ciencia marca las diferencias con las pseudociencias. En tanto que éstas, prietas las filas, niegan la existencia del engaño, aquélla, por su propia naturaleza y con su propio método, permite el descubrimiento de esos comportamientos que han acabado en llamarse, no sin cierta razón, “ciencia basura”.
Bibliografía
Park, R.L.: Ciencia o Vudú. De la ingenuidad al fraude científico. Ed. Random House Mondadori. 2003
Judson, H. F.: Anatomía del fraude científico. Drakontos. Barcelona. 2006
Marín Sanguino, A.: El fraude en la ciencia: un toque de autocrítica. En Riol Cimas, J.M. y Capote Pérez, L.J.: Ciencia y pseudociencias 2007. La Laguna. 2007. pp. 103-105
Luis Javier Capote Pérez es Doctor en Derecho, Profesor Colaborador de Derecho Civil de la Universidad de La Laguna y Magistrado Suplente de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife. Especializado en el estudio del timesharing o multipropiedad, sus líneas de trabajo incluyen el Derecho Agrario, el Derecho de Familia o el Derecho Inmobiliario Registral. Dirige Radio Campus, la emisora de la Universidad de La Laguna desde hace varios años. En el campo de la divulgación científica, ha participado en todas las ediciones del presente curso, así como en los tres libros que el mismo ha generado. Igualmente, ha sido coordinador y director del mismo en su edición de 2006. Desde enero de 2005 edita el boletín mensual El Escéptico Digital, de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico.
Logros y fracasos de la ArqueoastronomíaCésar Esteban López Doctor. Profesor Titular de Universidad. Departamento de Astrofísica. ULL Investigador. Instituto de Astrofísica de Canarias Jueves, 8 de mayo de 2008. 19:00 – 20:30
La Arqueoastronomía es una disciplina multidisciplinar, a caballo entre las ciencias naturales y las humanidades, que se encuentra en proceso de definición y asentamiento en el mundo académico. Aunque podemos decir que apareció hace ya un siglo, su corta historia ha estado repleta de controversias, especulaciones y descubrimientos asombrosos. En las últimas décadas, con la aparición de trabajos de alta calidad científica, se está logrando un reconocimiento cada vez mayor en el campo de la arqueología tradicional, incluso en nuestro país. En la actualidad, no es extraño encontrarnos con contenidos arqueoastronómicos en cursos, seminarios y congresos dedicados a Arqueología, Prehistoria o Historia Antigua e incluso existen colaboraciones entre arqueólogos y astrónomos en distintos proyectos de investigación.
Es un hecho indiscutible que la Astronomía es una de las ciencias que cuenta con mayor poder de atracción para el público. Sus objetos y lugares de aplicación son exóticos y distantes, lo que alimenta nuestra imaginación. Por otra parte, la Arqueología es también una disciplina científica muy popular que, al igual que la Astronomía, trata de objetos distantes, aunque en este caso en el tiempo. Además la Arqueología trata un tema muy sensible para el ser humano: su pasado y el de su pueblo, raza o nación, elemento que suele ser moneda de cambio de posturas e intereses políticos. Por todo ello, no resulta extraño que la Arqueoastronomía sea una disciplina que despierte el interés de los inventores de misterios y de los especuladores pseudocientíficos.
En esta charla trataremos historias y anécdotas sobre tres ejemplos donde la contribución de la Arqueoastronomía ha tenido una importante repercusión en distintos ámbitos como son los círculos de piedra de Stonehenge (Inglaterra), las pirámides de Giza (Egipto) y nuestras cercanas y entrañables Pirámides de Güímar. El estudio de las orientaciones astronómicas de estas tres construcciones (dos arqueológicas y la tercera no, aunque algunos intenten vender lo contrario) ha sido muy diferente, pero todas han tenido sus claroscuros que nos ejemplifican cómo puede hacerse (y como no) un trabajo verdaderamente científico en el campo.
Los círculos de piedra de Stonehenge son, quizás, el yacimiento arqueológico que más suele relacionarse popularmente con la Arqueoastronomía. Erróneamente atribuidos a la cultura celta de las Islas Británicas, su verdadero origen hunde sus raíces en la Edad del Bronce. En el siglo XVIII ya se apuntó su posible uso astronómico, pero fue en los años sesenta del siglo XX cuando el astrónomo Gerald Hawkins propuso, en la prestigiosa e intachable revista científica Nature, una densa red de orientaciones astronómicas en el complejo así como su utilidad como mecanismo para predecir eclipses. Dicha hipótesis fue duramente criticada por los arqueólogos y sometida a una profunda revisión crítica desde entonces que, aunque desechó buena parte de las propuestas de Hawkins, sigue manteniendo el más que posible significado astronómico de algunos de los elementos básicos del complejo arqueológico.
Las pirámides de Giza son, posiblemente, el yacimiento arqueológico más famoso del mundo y una de las construcciones humanas más sorprendentes. Como no podía ser de otra forma, también fueron fruto del estudio arqueoastronómico temprano, en este caso por parte de Sir Norman Lockyer a finales del siglo XIX. Medio siglo más tarde, la astrónoma norteamericana Virginia Trimble estudió las orientaciones de los denominados “tubos de ventilación” de la Gran Pirámide de Keops y propuso una hipótesis astronómica que ha venido a ser apoyada por los denominados “textos de las pirámides”. Aunque este podría ser un brillante éxito de la Arqueoastronomía, no han faltado sus detractores pero también charlatanes que han propuesto sus propias especulaciones a cada cual más irracional, corriente que ha dado lugar a la creación de la categoría de “investigadores” llamados “piramidiotas”, bautizados así por los escépticos más beligerantes. Comentaremos las especulaciones de personajes como Robert Bauval y las más surrealistas, perpetradas por Graham Hancock.
Finalmente, trataremos un ejemplo bastante más cercano, el de las Pirámides de Güímar (Tenerife). Estos enormes y atractivos montones de piedras han sido fruto de especulaciones calenturientas de grupos esotéricos que las han relacionado con los templarios o con enigmáticos seres alados. También han sido estandartes del aborigenismo, defendidos con vehemencia por grupos independentistas y hasta puntos de escala intermedios y necesarios para teorías hiperdifusionistas trasnochadas, como la formulada por el recientemente fallecido explorador noruego Thor Heyerdahl. Comentaremos de primera mano la formulación de la hipótesis arqueoastronómica sobre su orientación y sobre su más probable origen, así como su manipulación por parte del parque etnográfico allí construido para construir una visión falsa e interesada de la prehistoria canaria.
Bibliografía
Aparicio, A., Esteban, C.: Las pirámides de Güímar: mito y realidad. Centro de la Cultura Popular Canaria. 2005 Belmonte, J. A.: Las leyes del cielo. Astronomía y civilizaciones antiguas. Ediciones Temas de Hoy. Madrid. 1999
Esteban, C.: Arqueoastronomía y pseudociencia. En Rodríguez Hidalgo, I., Díaz Vilela, L., Álvarez González, C.J., Riol Cimas, J.M.: Ciencia y pseudociencias: realidades y mitos. Equipo Sirius. Madrid. 2004. pp. 249-259
Michell, J.: Introducción a la astroarqueología. Grupo Anaya. Madrid. 2002
Información en Internet
http://www.archeoastronomy.org/
César Esteban López es Doctor en Ciencias Físicas (Astrofísica) por la Universidad de La Laguna (ULL). En la actualidad es Profesor Titular de Universidad en el Departamento de Astrofísica de la ULL e investigador adscrito al Instituto de Astrofísica de Canarias. Investiga en distintos campos de la Astrofísica y en Arqueoastronomía, realizando estudios sobre este último aspecto en distintas partes del mundo además de Canarias y el territorio peninsular. Ha publicado numerosos artículos científicos sobre estos temas y ha organizado y participado en una gran cantidad de eventos científicos internacionales. También dedica parte de su tiempo a la divulgación científica y del pensamiento crítico. Fue miembro del equipo del IAC que descubrió la orientación astronómica de las pirámides de Güímar y es coautor del libro Las pirámides de Güímar: mito y realidad, donde se analiza el problema de estas construcciones y se plantea una hipótesis sobre su origen y motivación.
Homeopatía: una pseudociencia muy rentableMiguel Ángel Sabadell Melado Doctor. Editor de ciencia de Muy Interesante Martes, 13 de mayo de 2008. 17:30 – 19:00
En 2005 The Lancet publicaba un estudio comparativo de todos los experimentos sobre homeopatía realizados con garantías metodológicas. La conclusión: «No hay evidencia convincente de que sea superior al placebo». Pero más importante fue el editorial de la revista, donde decía que, a pesar de ciento cincuenta años de resultados desfavorables, «cuanto más se diluye la evidencia para la homeopatía, mayor parece su popularidad».
Los remedios homeopáticos son de risa. Para hacernos una idea: tomen un grano de arroz, tritúrenlo y disuélvanlo en un bol de agua del tamaño del sistema solar. Ahora llenen un vaso con esa disolución y viértanlo en otro bol del mismo tamaño. Repitan esto cien veces: el vaso final es un potentísimo medicamento homeopático.
¿Qué contiene? Agua y sólo agua. En una dilución estándar tendría que beber 29.803 litros para esperar encontrar una molécula de la supuesta medicina.
Pero el caso más asombroso de magia de mambo-yambo vendida en farmacias es el Oscillococcinum, el remedio homeopático contra la gripe. Se trata de una dilución 200K de hígado y corazón de pato. Esto quiere decir que para tomar un millonésima de gramo de principio activo (el hígado de pato) debe tragar varios trillones de... -repítase la palabra trillones otras dieciocho veces- trillones de kilos de ese remedio. El negocio es redondo para la empresa que lo elabora, Boiron: un hígado de pato de 500 g le permite producir Oscillococcinum para tratar a toda la población mundial todos los días del año durante cien trillones de... -repítase trillones otras nueve veces- trillones de años. Vamos, que lo que usted compra a trece euros las seis dosis de un gramo es sacarosa y lactosa. Sale caro este azúcar con el que Boiron gana más de trescientos millones de euros al año.
Quizá el momento más cercano a una verdadera investigación científica que tuvo la homeopatía fue en junio de 1988, cuando el inmunólogo francés Jacques Benveniste publicaba en Nature un artículo sobre la degranulación de basófilos por anticuerpos muy diluidos. Los sometió a un proceso de dilución muy elevado y observó cómo los basófilos se degranulaban. El problema no estaba en el hecho en sí, sino en que la disolución empleada estaba tan diluida que no había ni un solo anticuerpo en ella. Enviada a la revista Nature, el editorial era suficientemente explícito: "Cuando creer lo increíble".
Aunque Benveniste no lo dijo en un principio, tiempo después empezó a hablar de la memoria del agua. Según explicaba, el agitado al que es sometida la disolución homeopática transmite información específica de la molécula al agua, que actuaría como una especie de molde. La polémica estaba servida y los homeópatas se felicitaban por lo que era la primera prueba experimental que señalaba un mecanismo de acción a sus preparados.
Es obvio que los científicos desconfiaron de estos resultados que contradicen totalmente las bases de la química. Un equipo liderado por el director de Nature, John Maddox, acudió al laboratorio de Benveniste para observar in situ el experimento, pero los franceses fueron incapaces de repetir sus propios e increíbles resultados. A lo largo de los años diversos investigadores han intentado reproducirlos en vano; sólo uno lo consiguió, Madeleine Ennis, de la Universidad de Belfast. Pero este éxito también quedó en suspenso, pues tampoco nadie ha podido volver a reproducirlo, como le sucedió a un equipo dirigido por el vicepresidente de la Royal Society, John Enderby, y siguiendo el protocolo experimental de Ennis.
A pesar de las críticas Benveniste empezó una carrera hacia delante, realizando afirmaciones cada vez más alocadas: la memoria del agua se podía transmitir por las líneas telefónicas e incluso señales digitales grabadas en el disco duro de un ordenador podían producir efectos biológicos. Este peculiar fenómeno de acción a distancia fue puesto a prueba por un equipo financiado por el Ministerio de Defensa norteamericano utilizando el mismo diseño y aparataje que Benveniste y dirigido por un reputado homeópata norteamericano, Wayne Jones. El resultado fue negativo, salvo por un detalle. Cuando participaba uno de los miembros del equipo de Benveniste, salían resultados positivos, algo que al propio científico francés también le pasó y no podía explicar...
La fabulosa memoria del agua, selectiva para más detalles, porque solo "recuerda" aquellas sustancias que interesan y no todas las que se encuentran la disolución, pasó a mejor vida.
Información en Internet
http://www.arp-sapc.org/articulos/homeopatia/
http://www.quackwatch.com/01QuackeryRelatedTopics/homeo.html
http://www.sciencedirect.com/science/journal/14754916
Miguel Ángel Sabadell Melado es Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense (1989) y Doctor cum laude en Ciencias (Física) por la Universidad de Zaragoza (1996). Desde 2006 es editor de ciencia de la revista Muy Interesante. Ha sido Asesor científico del Pabellón de España de la Expo 2008, Zaragoza (2007-presente); Asesor del Consejero de Ciencia, Tecnología y Universidad del Gobierno de Aragón (2003-2005); Responsable de divulgación del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC), asociado al NASA Astrobiology Institute (2002-2003); Colaborador en el History Project de la European Space Agency (ESA) (2003-2006). Además, es colaborador habitual de los siguientes medios de comunicación: TVE2 (La aventura del saber, 2007-presente); ETB2 (Pásalo, 2004-presente); Aragón Televisión (Sin ir más lejos, 2007-presente); Tercer Milenio de Heraldo de Aragón (1994-presente); 20 minutos (Columnista, 2000-presente); Público (Columnista, 2007-presente).
De la Sábana Santa a los iconos sangrantes. Historia del cristianismo paranormalJavier Armentia Fructuoso Licenciado en Ciencias Físicas. Director del Planetario de Pamplona. Director Ejecutivo de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico Martes, 13 de mayo de 2008. 19:00 – 20:30
Ya es parte de la historia de las subastas por Internet: hace unos años se vendía una tostada en la que había aparecido (milagrosamente, aseguraban) impresa la cara de la Virgen. Una reliquia como otras similares, también vendidas por Internet, que no son sino una actualización de muchas que comenzaron siendo negocio hace más de mil años. De Santos Pañales a Plumas de Arcángel, de Lignum Crucis a Santos Prepucios, pero sobre todo, ese lienzo que habría envuelto como mortaja a Jesús tras el descendimiento de la cruz, un Santo Sudario que la Iglesia oficialmente reconoce como objeto de culto pero no milagroso ni verdadero sudario de Cristo, lo que no le quita para cada año mostrarlo en la catedral de Turín, su actual morada, con gran éxito de público y crítica. El Santo Sudario es -incomprensiblemente- objeto de controversia, con partidarios que -con galas de Ciencia- siguen afirmando que se trata del verdadero de hace dos mil años. Y que no tienen en cuenta los datos históricos y científicos que demuestran lo contrario.
Es una de las facetas de un cristianismo paranormal, que podría resultar sorprendente en una confesión moderna que ha llegado a afirmar que el infierno no existe como tal lugar. Sin embargo, y a pesar de tener una larguísima tradición denostadora de cualquier tipo de superstición, ha sabido mantener muchas dentro -o al lado- de la ortodoxia: sangres licuefantes como las de San Genaro o San Pantaleón, aguas que resultan milagrosas como las de Lourdes, apariciones e iluminaciones marianas, exorcismos y lucha contra presuntas posesiones diabólicas. ¿Por qué? Sin duda una de las fuerzas de cualquier creencia es la capacidad de control sobre la realidad, la mediación única -y únicamente verdadera- con la divinidad, capaz de todos los poderes que resultan sorprendentes. Y mostrar que uno dispone de la religión más poderosa siempre ha sido un buen mecanismo de captación y -sobre todo- de convencimiento para los adeptos.
Bibliografía
Ares de Blas, F.: La sábana santa, ¡vaya timo! Ed. Laetoli. Pamplona. 2006
Carmena, E.: El creacionismo, ¡vaya timo! Ed. Laetoli. Pamplona. 2006
Dawkins, R.: The God delusion. Betnam Press. Londres. 2006
Información en Internet
Javier E. Armentia Fructuoso es Licenciado en Ciencias Físicas (Astrofísica) por la Universidad Complutense de Madrid. Tras una carrera docente e investigadora en esa Universidad (1985-1990) pasó a dirigir el Planetario de Pamplona, puesto que sigue desempeñando. Paralelamente desarrolla una intensa actividad como divulgador científico en prensa, radio y televisión. Ha publicado libros y artículos de diferentes temáticas, principalmente sobre temas astronómicos y sobre pensamiento crítico, así como sobre periodismo científico. En la actualidad coordina además la Asociación de Planetarios Españoles y representa a la misma en la Sociedad Internacional de Planetarios. Pertenece al Consejo Asesor de ARP - Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, entidad que presidió entre 1992 y 2000. Dirige, para la editorial Laetoli, la colección de pensamiento crítico ¡Vaya timo!
A propósito de la energía (positiva, por supuesto)Basilio Ruiz Cobo Doctor. Profesor Titular de Universidad. Departamento de Astrofísica. ULL Investigador. Instituto de Astrofísica de Canarias Miércoles, 14 de mayo de 2008. 17:30 – 19:00
A finales del siglo XIX se produce la penetración en nuestra cultura de la palabra ‘energía’ y, desde entonces, ha sufrido un fuerte aumento polisémico. Algunos de los conceptos asociados a esta palabra son erróneos y otros simples absurdos amparados en el paraguas de respetabilidad que le da la Ciencia. La presente conferencia tratará de aclarar el significado del concepto de energía. Para ello la dividiré en cuatro partes: la energía en nuestra vida cotidiana; en la Ciencia; en la Filosofía y, finalmente, en las pseudociencias.
En la primera parte veremos cómo, para entender nuestro mundo cotidiano, el concepto de energía es de gran utilidad dada la fuerte simplificación que introduce; veremos cómo toda la información que nos llega a través de los sentidos involucra un cambio de energía; que toda actuación sobre nuestro entorno y la vida en sí misma no son más que una serie de intercambios de energía. Veremos el origen de toda la energía de la que podemos disponer: la energía gravitatoria de una inmensa nube de hidrógeno, a través de la formación de estrellas y las reacciones nucleares.
En la segunda parte de la conferencia veremos la energía desde el punto de vista de la Física. Clasificaremos todos los tipos de energía en dos grupos: la energía cinética -asociada al movimiento- y la potencial -asociada a la capacidad para realizar trabajo. Veremos cómo uno de los grandes avances de la Ciencia ha consistido por una parte en comprender que el calor es simplemente la energía cinética de los átomos y moléculas y, por otra parte, en agrupar todas las energías potenciales en sólo cuatro grupos asociados a las cuatro fuerzas presentes en la naturaleza: la fuerza gravitatoria, la electromagnética, la fuerza débil y la nuclear fuerte. Así, todo lo que ocurre en nuestro Universo puede explicarse usando estos conceptos. Una comprensión más profunda ha conseguido simplificar aun más esta clasificación agrupando estros tipos en sólo dos: la energía gravitatoria y la unificada fuerte-electrodébil. Intentaremos ver por qué los sistemas evolucionan buscando un mínimo de energía, y trataremos de entender de forma muy simple el primer y segundo principio de la termodinámica y el porqué de la imposibilidad del movimiento perpetuo. Veremos la íntima relación de dos conceptos aparentemente poco relacionados: la energía y el tiempo. El principio de indeterminación nos dice que ambos son complementarios, de tal forma que la cantidad de energía de un sistema está tanto más indefinida cuanto menor sea el intervalo de tiempo considerado. Es más, podremos redefinir la energía como la magnitud complementaria del tiempo de tal forma que de dicha definición se deduce que energía es precisamente aquello que se conserva con el tiempo. Por último veremos, muy brevemente, cual es el significado del concepto de energía oscura introducido al tratar de entender el origen del Universo.
En la tercera parte de la conferencia veremos, muy rápidamente, la evolución a lo largo de la Historia de la Filosofía del significado asociado a la palabra energía: a pesar de ser introducido por Aristóteles el término no fue usado científicamente hasta Young (1807) para referirse a la energía cinética. A mediados del XIX Kelvin y Joule usan energía como concepto unificador de los procesos térmicos -como la vaporización del agua- y la capacidad para realizar trabajo. Ciertos científicos de finales del XIX -como el Nobel de Química Wilhelm Ostwald- llegaron a plantear que la energía era un concepto metafísico: la sustancia original del universo, algo que no se crea ni se destruye -relacionándose así con Anaximandro (siglo IV a.C.)- y que es aquello que se intercambia en los diferentes procesos físicos. Hablaremos muy brevemente de la Liga Monista creada por el biólogo Ernst Haeckel y de su concepto de energía como impulso interno inherente a la vida y de su consecuencia en la Filosofía: el vitalismo biológico.
En la última parte de la conferencia veremos como los esotéricos occidentales de principios del siglo XX encuentran en la palabra energía un comodín con resplandores de rigor científico, ampliamente aceptado por el público cultivado y con el que se puede justificar prácticamente todo con un poco de habilidad retórica. Así veremos aparecer términos como energía positiva o negativa entendidos como principio vital benefactor o pernicioso. Veremos aparecer tonterías como los secretos de las pirámides -una especie de herramientas para concentrar la energía del cosmos; las energías telúricas de las que uno puede empaparse viajando ciertos días a Machu-Picchu; las energías de los cristales y otras majaderías. Veremos como a la hora de traducir el esoterismo oriental a occidente la palabra energía es un comodín fantástico: así una bobada como el reiki (la sanación por imposición de manos) viene a traducirse como energía vital del Universo, cuando en su concepción original nada tiene que ver con eso.
Bibliografía
Frumento, A.S.: Desmitificando la energía. El Escéptico. Primavera 1999. pp. 57 y ss.
Sánchez Ferrer, J.M.: Génesis de la concepción pseudocientífica de la energía. El Escéptico nº 20. pp. 14 y ss. Septiembre-diciembre 2005. El Escéptico nº 21. Enero-abril 2006. pp. 76 y ss.
Basilio Ruiz Cobo nació en Los Corrales de Buelna (Santander) en 1960 y reside en Tenerife desde 1985. Es Doctor en Ciencias Físicas, Profesor Titular de Universidad en el Departamento de Astrofísica de la ULL e investigador del IAC dentro de grupo de Física Solar. Autor de más de cuarenta artículos de investigación en revistas internacionales con árbitro, incluyendo uno en la revista Nature y otro en Science. Ha sido evaluador de artículos científicos para las revistas Astronomy & Astrophysics y Astrophysical Journal. Está especializado en espectropolarimetría (la obtención de información del estado de la materia a partir del análisis de la luz, en especial de su polarización) así como en el modelado de atmósferas estelares mediante el uso de códigos de inversión de la ecuación de transporte radiativo, y en el magnetismo solar. Ha dirigido cuatro tesis doctorales en estos campos. Es miembro de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico.
Mesa redonda: ¿Triunfan socialmente las pseudociencias?Modera: Teresa González de la Fe. Participan: Javier Armentia Fructuoso, Miguel Ángel Sabadell Melado y Luis Javier Capote Pérez. Miércoles, 14 de mayo de 2008. 19:00 – 20:30
Las pseudociencias son “macanas que se disfrazan de ciencia”, por usar la conocida definición de Mario Bunge. Disfrazarse, a su vez, significa hacerse pasar por lo que no se es. Las pseudociencias, además, vienen en racimos como las cerezas: se coge una y sale una ristra. Las más populares son las pseudomedicinas, pero entre ellas pueden mencionarse al psicoanálisis, la astrología, la grafología, la parapsicología o la ufología.
El tema de la Mesa redonda es una pregunta: si las pseudociencias han triunfado en las sociedades del siglo XXI, estas sociedades que llaman del conocimiento y de la información. ¿Existe tal triunfo? Y en ese caso, ¿cuál es su alcance y cuáles pueden ser sus consecuencias? Pedimos a los ponentes y al público asistente que aporten sus ideas y argumentos para hacernos una idea cabal del papel de la ciencia y de las pseudociencias en la sociedad y la cultura actual.
Como esta cultura es multi-mediática cabe preguntar cómo tratan los medios de comunicación a la ciencia y cómo tratan a las pseudociencias. ¿Puede decirse que ciertas empresas multimediáticas y ciertos programas “crean” o “fabrican” a las pseudociencias, en la medida en que dedican recursos y esfuerzos a visibilizarlas o a filmar una falsa realidad que les da existencia mediática? Los “misterios” de los himbestigadores de chaleco multibolsillo a lo Indiana Jones, esos que se pueden adquirir en deuvedés coleccionables, ¿son un diseño de marketing destinado a una audiencia concreta, a un nicho de mercado? ¿Tienen mucha o poca audiencia esos programas y productos? ¿Cuáles son los perfiles de los clientes?
En el caso de las pseudomedicinas, los medios de comunicación y la 'gente de la calle' las han glorificado y las han adoptado de tal modo, que lo “progre” y de “buen rollito” es ir al homeópata, al acupuntor, al fitoterapeuta, al floristo de Bach o, en Tenerife, a “Meléndez”. Las pseudomedicinas son un ingrediente más de la empanada cultural New Age, hija tardía, y podemos preguntarnos si también bastarda, de la contracultura de los años setenta del siglo pasado. Otros ingredientes son yogas y budismos diversos, la acupuntura y otras sabidurías milenarias; terapias de danzas diversas y hasta psicodanza; cartas astrales y una seudopsicología popular basada en los horóscopos de diversas civilizaciones; talleres de reequilibrio de energías (mentales o espirituales, por supuesto); mancias diversas entre las que se está generalizando la grafología en los protocolos de selección de personal laboral.
Todos estos ingredientes, y otros similares como las pseudohistorias, se pueden encontrar, juntos o separados, en las ofertas de verano de diversas universidades, así como en ferias “alternativas” y en otros saraos de ese estilo, dedicados a entretener y a sacarle los euros a un sector de la población del que no se dispone de cifras exactas. ¿Mueven mucho dinero las pseudociencias, especialmente las pseudomedicinas? ¿Cuántas personas se matriculan en esa oferta veraniega universitaria? ¿Hay cifras procedentes de fuentes fiables acerca de este sector de actividad frecuentemente “sumergido” en la economía? ¿Pagan impuestos todas estas actividades lucrativas? ¿A cuánto ascienden?
Para explicar el auge o el éxito de las pseudociencias y otros cuentos “chinos” (con el debido respeto a China y a su cultura) se argumenta con frecuencia que allí donde los niveles educativos son bajos y la cultura científica está poco presente, cuando no completamente ausente, es más probable que tengan éxito los diversos grupos de personas que se lucran con la ignorancia y la credulidad. Canarias ha sido tradicionalmente un buen mercado para toda clase de curanderos, santiguadoras, sanadores y otros oficios propios de sociedades agrarias y precientíficas. Pero el relativo éxito social de las pseudomedicinas entre las clases medias cultas de hoy pone de manifiesto que no se puede culpar en exclusiva a la ignorancia, ni a los problemas de la sanidad pública, por más que ambos puedan influir en dicho éxito. ¿Ese “algo más” tiene algo que ver con el desarrollo de importantes empresas de farmacopea homeopática? Los fármacos homeopáticos ¿qué proporción representan en el consumo total de fármacos y medicamentos? ¿Ahorra el sistema público sanitario con el ejercicio de estas mal llamadas medicinas “alternativas” y, en caso afirmativo, cuánto?
¿Se puede hablar de una crisis de credibilidad de la ciencia entre sectores educados de la población de las sociedades actuales? ¿Hay un déficit generalizado de interés social en la ciencia? Puede afirmarse que en Canarias sí lo hay, si atendemos a los resultados de las sucesivas Encuestas de Percepción de la Ciencia y la Tecnología que realiza la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), que sitúan a las islas, junto a Galicia, en los puestos de cola del aprecio a la ciencia y de la priorización de la inversión en I+D. ¿Hasta qué punto los científicos y los medios de comunicación deben y pueden influir en este hecho?
Teresa González de la Fe, moderadora.
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